Cultura o entretenimiento: la fórmula


Una sociedad marcha bien cuando funcionan adecuadamente el Estado, la economía, la justicia, la política, la seguridad, el empleo digno, la cultura, la educación y la ciencia −entendidas éstas últimas como herramientas que permiten conocer e interpretar la realidad−. En nuestro país varios elementos de esa «fórmula» de equilibrio social no funcionan bien, en especial: la cultura.
Según la definición oficial, avalada por el ministerio del ramo, “»Cultura es el conjunto de rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y emocionales que caracterizan a los grupos humanos y que comprende, más allá de las artes y las letras, modos de vida, derechos humanos, sistemas de valores, tradiciones y creencias. La cultura, en sus diversas manifestaciones, es fundamento de la nacionalidad y actividad propia de la sociedad colombiana en su conjunto, como proceso generado individual y colectivamente por los colombianos. Dichas manifestaciones constituyen parte integral de la identidad y la cultura colombianas.”

Los artículos 70 y 71 de la constitución política de Colombia de 1991, promulgan que “El Estado tiene el deber de promover y fomentar el acceso a la cultura de todos los colombianos en igualdad de oportunidades […]» y que «la cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionalidad […]”. ¿Será letra muerta? De otra manera es difícil entender el porqué se le da tan poca importancia a la cultura en nuestro país. Los estamentos obligados a apoyarla, promocionarla y protegerla están atados de manos y pies.
Los presupuestos para la cultura son cada vez menores. En el Presupuesto General de la Nación de los años 2017 y 2018 se disminuyó el bajo presupuesto para la cultura (que corresponde al 0,13 % del total) en mas del 25%. La poca inversión en la cultura ya muestra sus efectos: la falta de identidad de nuestra niñez y juventud, la falta de estética en las propuestas artísticas más difundidas por los medios masivos de comunicación y la hegemonía del entretenimiento en detrimento de la cultura.
Mientras tanto, algunos géneros importados de otras “culturas” gozan del apoyo decidido del Estado, de la empresa privada y de la industria del entretenimiento, liderada por una radio, unas redes sociales y una televisión que no muestran lo que somos, sino lo que quieren que seamos.
John Jairo Torres de La Pava

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